Enterprise Value. Mi ratio favorito

Explicación del Enterprise Value (EV), cómo se calcula, variantes del ratio, interpretación, utilidad en valoración de empresas y análisis con métricas clave como beneficio, capitalización y cash flow operativo

Enterprise Value. Mi ratio favorito

Pocas métricas condensan tanta información en un solo número como el Enterprise Value (EV). Mientras que la capitalización bursátil nos dice cuánto valen las acciones de una empresa en el mercado, el EV intenta capturar el valor total de la compañía, considerando no solo su capitalización, sino también su estructura de deuda y liquidez.

La definición oficial y más utilizada es la siguiente:
EV = Capitalización bursátil + Deuda financiera bruta – Efectivo y equivalentes

Se toman únicamente las deudas con coste financiero (préstamos, bonos, leasing), sin incluir pasivos operativos como proveedores, impuestos o provisiones.

Sin embargo suelo utilizar una aproximación más amplia:
EV = Capitalización bursátil + Pasivos Totales – Efectivo y equivalentes

¿Por qué?

  • Refleja la visión de que todos los pasivos son compromisos que pesan sobre el valor, no solo los que generan intereses, obteniendo una métrica más "conservadora" del valor total que un comprador debería asumir al adquirir la empresa. Todos los pasivos cuentan.
  • En entornos de análisis rápido esta versión es fácil de calcular con datos contables básicos, sin necesidad de clasificar qué parte del pasivo corresponde a deuda financiera estricta.
  • Es la fórmula que utilizo en Intrinsic ya que su extracción es más sencilla y fiable.

Algunos profesionales se refieren a ella como Enterprise Value ajustado, Enterprise Value ampliado o incluso Valor Empresa Ampliado, para distinguirla del cálculo oficial que solo incorpora la deuda financiera neta.

El EV nos permite responder a la pregunta

Si quisiera comprar esta empresa completa, ¿Cuánto tendría que pagar realmente? No basta con adquirir todas las acciones (capitalización bursátil). El comprador también asume las deudas, aunque al mismo tiempo recibe el efectivo que hay en caja. El EV nos dice cuánto “cuesta” realmente adquirir la empresa, integrando patrimonio, deuda y liquidez. Al considerar todos los pasivos, podemos evaluar cuánto peso tienen las obligaciones sobre el balance. El ajuste por efectivo nos recuerda que no toda la deuda es igualmente peligrosa: una caja abundante suaviza la carga.

Así, cuanto menor sea el EV y más se acerque (o se aleje por debajo) de la capitalización bursátil, mayor será el peso del efectivo frente a la deuda, lo que puede interpretarse como una empresa con alta liquidez y bajo apalancamiento. En cambio, cuanto mayor sea el EV respecto a la capitalización, más evidente será la carga de pasivos que acompaña al valor de las acciones.

Ratios con el Enterprise Value

Una vez que tenemos el Enterprise Value, lo inteligente es compararlo con otras métricas como la capitalización bursátil, el beneficio neto o el cash flow operativo:

  • EV / Capitalización bursátil → cuánto pesan la deuda y la liquidez sobre el valor de mercado del patrimonio. Si es mucho mayor que 1, la deuda domina la estructura; si está cerca de 1 o por debajo, la empresa es ligera en pasivos y tiene una posición fuerte de liquidez.
  • EV / Beneficio neto → da una idea del “yield implícito” para el accionista, es decir, cuántos años de beneficios se necesitarían para cubrir el valor total de la compañía. Si el múltiplo es muy alto, la empresa parece cara respecto a sus beneficios; si es bajo, puede estar barata o ser muy rentable.
  • EV / cash flow operativo → mide la capacidad de la empresa de generar caja frente a su valoración total, acercándonos a su “potencial de repago” y de creación de valor real. Si es elevado, la valoración puede estar inflada frente a la caja generada; si es bajo, la compañía podría ser una generadora de liquidez infravalorada.

Mi favorito, EV / cash flow operativo → Cuántos años de flujos de efectivo operativo serían necesarios para cubrir el valor total de la empresa. Cuanto menor sea, más rápidamente la empresa podría ‘pagarse a sí misma’ con su propia generación de caja, por ende cotizando más barato, mientras se valora de forma implícita su liquidez, nivel de endeudamiento y capacidad de solvencia.